Una noche casi otoñal, una suave brisa sobre su cara, caminando por el medio de Av. San Juan.. los autos a lo lejos, son solo pequeñas luces.
Cantando en voz alta, melodías inexistentes.. procurando la libertad, rompiendo de a poquito la única soga que le sigue estrangulando el cuello y quitando el aire.
Prestando atención unicamente a las sombras, que ninguna se interpusiera entre su pequeña libertad, su camino a casa y su yo enajenado.
Pensando que ese era el primer día, el día más importante, el que hubiera celebrado amargamente tres años y sin embargo, celebraba estar viva y que la brisa le diera en la cara, sola a medianoche por donde jamás hubiera imaginado estar. 16 de Marzo
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